La importancia del examen de conciencia
Autor: Mons. João
Scognamiglio Clá Dias, EP
En
una ocasión, el Dr. Plinio fue invitado a hacer una conferencia en el complejo
penitenciario de Carandirú, a fin de preparar a los presos para la Comunión
pascual.
El autor no puede olvidar una de
las primeras conferencias públicas del Dr. Plinio a la que asistió, el 29 de
mayo de 1957, en la Facultad de Ingeniería Industrial fundada por el P. Saboia
de Medeiros, SJ. Este sacerdote había fallecido hacía poco tiempo, y el Dr.
Plinio había sido invitado por la directiva para pronunciar una conferencia de
preparación para la Comunión pascual de los universitarios. Aceptó y se
presentó, el día señalado, acompañado por los miembros del Grupo. 1 Era un
auditorio enorme, repleto de alumnos, con todos los catedráticos en la primera
fila.
El punto que distinguió a los presidiarios del resto de la
sociedad
Después
del saludo inicial, comentó que estaba encantado de estar allí para dar esa
conferencia y, sin entrar directamente en el tema, contó que anteriormente ya
había tenido la oportunidad de hablar sobre la Comunión pascual, pero en
situaciones muy diferentes. En una ocasión, totalmente opuesta a aquella, fue
invitado para hablarles a los presos de Carandirú, famosa cárcel de São Paulo.
Era una época en que los presos hacían la Comunión pascual... Entonces, comenzó
a contar en detalle su entrada a la cárcel. El tema despertó inmediatamente el
interés de todos.
Llevado
por la curiosidad de saber qué es lo que había llevado a estas personas a
cometer tantos crímenes, intentó analizar a los presos para descubrir qué es lo
que los distinguía de la gente que vivía en la sociedad. Sin embargo, sólo vio
algunos rostros comunes, personas que, si no hubieran estado vestidas con el
uniforme de presidiario, sino con chaqueta y corbata, podrían estar andando por
las calles sin ningún problema. "Pero es curioso", pensaba, "hay
un punto de divergencia, aunque veo que no es el crimen en sí, porque ahí
afuera también se vive, con frecuencia, fuera del estado de gracia".
Continuó
dando la conferencia y, en un momento determinado, mientras hablaba explicitó
viendo las caras de los presos en qué consistía esta diferencia: "Ah, ya;
lo que se refleja en el rostro de estos criminales es la ausencia total y
absoluta de cualquier examen de conciencia... ¡Ellos han caído en esta
situación en la que están porque nunca en su vida se examinaron! Si se hubieran
analizado con seriedad, no habrían cometido los crímenes que los trajeron aquí.
Y los que están afuera, libres, las circunstancias de la vida los llevaron, de
una manera u otra, a hacer algún examen de conciencia y esto los frenó para no
practicar ningún crimen".
Personalidad repleta de fuerza y fulgor
El
efecto de estas palabras en el auditorio de la facultad fue extraordinario.
¡Sólo un santo podría llegar a semejante conclusión! Al enunciar la tesis,
añadía que el examen de conciencia es un arma extraordinaria para conservar la
virtud. Y de forma completamente sui géneris, como no se encuentra en ningún
libro, supo mostrar la importancia de este aspecto de la vida interior para
hacer una buena Comunión pascual.
El
modo de hacer la exposición arrebató a los asistentes, pues a medida que
hablaba su brillo iba aumentando. El autor estaba sumamente encantado, porque
el Dr. Plinio se expresaba en tono de discurso y gesticulando, con una
desenvoltura, una rica oratoria y una grandeza fuera de lo común. El público
constantemente se ponía de pie y aplaudía. En otros momentos, por la gravedad
del tema, se quedaba aterrorizado, pero el Dr. Plinio sabía conducirlo de nuevo
al entusiasmo. Con su elocuencia, sabía tocar las fibras más íntimas de
aquellas almas, con la destreza con la que Mozart tocaba el piano. Esta
conferencia marcó la vida del autor, pues, en los primeros pasos en la
vocación, cualquier acontecimiento se guarda como un tesoro.
Cuando
terminó la exposición, los alumnos acompañaron al Dr. Plinio, entusiasmados.
Según las costumbres de la época, el cuerpo docente debía tener una atención
especial con el conferencista. Entonces, unos veinte catedráticos formaron un
corredor para saludarlo y felicitarlo mientras pasaba. Todos estaban tomados de
respeto y estupefactos ante su grandeza. ¡El Dr. Plinio los trataba con una
categoría única!
A los cincuenta años, riguroso examen de conciencia
La
enseñanza que el Dr. Plinio había transmitido en aquella facultad era algo que
él mismo practicaba, pues era un hombre intransigente con su propia vida
espiritual y, por lo tanto, estaba muy habituado al examen de conciencia.
Esto
se daba de manera especial con motivo de su cumpleaños, día en el que se fijaba
en todo lo que había sucedido durante ese año. El 13 de diciembre de 1958, el
calendario le indicaba que había llegado aquel momento que es un hito para
todos los hombres: medio siglo de existencia. "¡Cuánto aquella fecha fue
un trauma para mí!",2 confesaría muchos años después. En medio de una
celebración doméstica desbordante de afecto promovida por Dña. Lucilia, y las
manifestaciones de estima de sus compañeros de lucha, el Dr. Plinio pasó
"uno de los días más difíciles y más tristes de la vida".3 "Golpeándome,
gracias a Dios, inclemente mi propio pecho", contaría él, "pasé toda
la tarde [...] haciendo un examen de conciencia, incriminándome". 4
¿Por
qué el Dr. Plinio, según su expresión, se "incriminaba"? En ese día,
quiso la Providencia probarlo, contrastando aquello para lo que sentía un
clarísimo llamado, con la realización concreta que tenía delante de sus ojos. A
pesar de toda la sangre que había derramado desde que en 1928 comenzara su
militancia católica, el Grupo, hablando claro, ¡no era nada!
El
Dr. Plinio procuraba responderse a sí mismo la siguiente pregunta: "¿En
qué he sido infiel para que no haya una cantidad mayor de miembros?". Y a
esto se le sumaba una decepción todavía mayor: entre muchos de sus hijos
reinaba la frialdad, la envidia e incluso la hostilidad contra él.
Inflexible consigo mismo
Comparándose
con los hombres de la generación anterior a la suya, el Dr. Plinio constataba
que, a esa edad, todos ellos, por así decirlo, ya tenían la vida hecha. Y
verificaba que, a los cincuenta años, él estaba apenas comenzando y... ¿quién
le garantizaba que tendría éxito en el futuro? Esta evidencia, en la que le
habían sido velados los efectos sobrenaturales más profundos de su inmolación,
le torturaba el alma haciéndole creer que él podría ser la causa de tal
situación:
"Entendía
que los últimos relojes estaban sonando y pensaba: ‘¡Mi esperanza no puede ser
en balde, debe haber alguna infidelidad responsable de esta demora! Cuántos
años han pasado y esta esperanza no se ha realizado. Ahora bien, ¡no puede ser
que no se realice! Por lo tanto, ¡la culpa es tuya! ¡Examínate! ¡Ráspate!
¡Veamos ahora tu lealtad, tu coraje para ver tus defectos, tu firme propósito!
Hay que poner todo a prueba. ¡Vamos!' ".
El
Dr. Plinio fue inflexible consigo mismo: "¡Me quedé solo y me raspé con el
trozo de teja hasta que por ello me salió sangre por todos los poros del
alma!".5 Sin embargo, no encontró defecto alguno que le pudiera acusar de
irresponsabilidad. Como la conciencia estaba tranquila, el Dr. Plinio asistió a
una Misa vespertina y comulgó en acción de gracias.
Sólo
muchos años más tarde, al ver el progreso que había alcanzado su obra,
comprendió que, en ese hito, había iniciado una segunda fase de su vida, en la
cual se harían sentir visiblemente los frutos de todo el sacrificio anterior.
Fragmentos de "O dom de sabedoria na
mente, vida e obra de Plinio Corrêa de Oliveira". Città del Vaticano- São
Paulo: LEV; Lumen Sapientiæ, 2016, v. III, pp. 427-434
1 "Grupo" era el término que el Dr. Plinio usaba para
designar al movimiento fundado por él. Los títulos de las notas que siguen a
continuación se refieren a conferencias o charlas que daba a sus discípulos
(Nota del editor).
2 Reunión de recortes, 8/3/1980.
3 Santo del día del sábado, 31/1/1981.
4 Ídem. 5 Conversa del sábado por la noche, 27/9/1986.
2 Reunión de recortes, 8/3/1980.
3 Santo del día del sábado, 31/1/1981.
4 Ídem. 5 Conversa del sábado por la noche, 27/9/1986.
Publicado 2018/05/12
fuente: http://es.arautos.org/view/show/95200-la-importancia-del-examen-de-conciencia
Heraldos del Evangelio Madrid España
Heraldos del
evangelio, Mexico, Paulo Eduardo Roque Cardoso, arautos do evangelho, arauto
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